La auditoría energética es el primer paso del ciclo de ahorro y eficiencia energética. No se puede reducir aquello que no tenemos medido y es precisamente una auditoria de eficiencia energética, la herramienta que permite medir el consumo y conocer exactamente la situación de consumos energéticos de un edificio.

 

¿QUÉ ES UNA AUDITORÍA ENERGÉTICA?

La auditoría energética en edificios se puede definir como un estudio integral de todos los aspectos, tanto técnicos como económicos, que afectan directa o indirectamente al consumo de las diferentes energías en un edificio, cuyo objetivo es establecer un conjunto racional de reformas o mejoras encaminadas a un uso racional de la energía.

La Unión Europea muestra cada vez una mayor sensibilización en torno a la necesidad de mejorar la eficiencia energética del parque de viviendas. Por ello, en la actualidad una parte importante de los países miembro están impulsando las actuaciones tendentes a la mejora de la eficiencia y del ahorro mediante medidas y herramientas tanto técnicas como económicas y administrativas.

España ha desarrollado dichas Directivas y está llevando a cabo actuaciones a nivel nacional, comunidades autónomas, provincial e, incluso, local. A nivel nacional se podría destacar el Plan de Acción de Ahorro y Eficiencia Energética 2011-2020  o el Plan Nacional de Asignación de Emisiones (PNA).

 

¿PARA QUÉ SIRVE?

La auditoría energética es una herramienta que permite:

  • Obtener un conocimiento fiable del consumo energético y su coste económico y ambiental asociado.
  • Identificar y caracterizar los factores que afectan al consumo de la energía.
  • Y lo más importante: Detectar y evaluar las distintas oportunidades de ahorro, diversificación de energía y su repercusión en coste energético y de mantenimiento.

 

¿QUÉ TIPOS HAY?

Si nos centramos en el tipo de análisis y desarrollo de los trabajos existen tres niveles de auditorías energéticas en función de los puntos de estudio que tenga en cuenta:

 

Nivel 1. La inspección energética

Este informe se limita a estudiar cada uno de los componentes y sistemas que requiere el sistema energético. Se realiza un estudio de los consumos en el que se recopilan datos como los planos de implantación generales, facturas energéticas y encuestas de explotación y uso de los edificios.

 

Con estos datos se consigue realizar una evaluación de la demanda energética del edificio y se lleva a cabo una comparación con los valores medios conocidos por otras experiencias similares. Los resultados que se consiguen con este nivel dan una idea al auditor de cuales pueden llegar a ser los ahorros energéticos potenciales y, por tanto, los económicos.

 

Nivel 2: La auditoría energética

Esta sería la que se consideraría como la auditoría energética estándar. El documento recoge la demanda energética del edificio, bien por los cálculos justificativos de proyecto, bien por inspección y toma de datos en campo, y calcula la cantidad de energía que se usa para cubrir esa demanda y las pérdidas asociadas a la misma. Esto se consigue mediante el conocimiento, análisis y revisión detallada de las instalaciones, equipos y sistemas, así como su explotación y operación.

 

Para realizar este análisis se toman datos, mediciones y comprobaciones de los parámetros que cuantifican la cantidad de energía final usada para cubrir la demanda y la eficiencia con la que los sistemas transforman o generan dicha energía.

 

Una vez terminada la fase de datos la auditoría energética arrojará unos resultados o conclusiones sobre el estado actual de las instalaciones, equipos y sistemas. Además, propondrá qué mejoras deberán realizarse para conseguir aumentar la eficiencia energética del sistema, entendiendo ésta como la reducción del gasto energético necesario para cubrir la demanda energética del edificio.

 

Nivel 3: Simulación Computacional

En este caso, se recurre a un software para conocer la demanda energética del edificio y los gastos necesarios para cubrir esa demanda. En este caso, el auditor energético puede llegar incluso a desarrollar una simulación del comportamiento del edificio a auditar teniendo en cuenta la estacionalidad de las condiciones atmosféricas exteriores durante un periodo dado, generalmente un año, así como los comportamientos de los sistemas energéticos frente a perturbaciones dadas.

 

Una vez establecido el comportamiento básico del edificio actual, se pueden realizar posibles modificaciones para conseguir datos diferentes a los dados actualmente, con el propósito de cuantificar la cantidad o desvío energético con respecto a la situación base.

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